No es amor, ¡es una obsesión!

24 Ene

Kimberley Alters para Infobae

Una relación de pareja cuando se torna en un amor obsesivo, no es normal, ni saludable. Muchas veces es el resultado de un trauma infantil, de problemas de autoestima o de haber crecido en el seno de una  familia disfuncional donde primó el maltrato. Una especialista analizó el tema para Infobae

Todos conocemos alguna mujer con estos comportamientos de pareja: la que siempre está merodeando en el correo electrónico de su novio; o la que abandona o cambia sus planes para estar con él a cada rato. Si es un nuevo amor ella intenta captar su atención y parte de su día aunque sólo sea para captar un destello. Estas mujeres parecen no poder equilibrar la medida de su amor y hacen ingresar a la relación – tal vez sin quererlo- en una delicada zona de obsesiones y persecuciones.

¿Cómo es que el amor puede convertirse en una obsesión?

«Es más común para las mujeres obsesionarse con sus parejas que para los hombres, aunque las fuentes de la obsesión son psicológicas y no basadas en género», explicó la doctora en psicología Mónica Cruppi.

«Generalmente, las personas que tienen relaciones tormentosas las van repitiendo. Y en general lo que repiten son traumas infantiles», indicó. «El miedo a la soledad, el desapego y el abandono juegan un papel muy importante en estas relaciones obsesivas».

Cuando una persona ha experimentado emociones ligadas al abandono en su infancia, queda con esta manera de pensar y sentir, aseveró la doctora. Y luego se acostumbra a perseguir vínculos patológicos y enfermizos, en los cuales sufre y hace sufrir al otro.

¿Los individuos más predispuestos a las relaciones obsesivas? Las personas que provienen de familias muy disfuncionales, con padres inmaduros, maltrato infantil, traumas infantiles, falta de contención y límites, con autoritarismo en vez de autoridad», afirmó Cruppi. Agregó que también hay cuestiones de autoestima y sentimiento de inadecuación.

Identificar el problema

Pero ¿por qué estas personas no pueden identificar que su relación es tormentosa? Aún es tentador pensar que son individuos inestables que están ignorando obstinadamente unas señales obvias, hay que considerar los ejemplos avanzados por la cultura actual.

«Dentro de los imaginarios sociales aparecen como representación los grandes amores que traen mucho sufrimiento», declaró la doctora, refiriéndose a obras como Romeo y Julieta y la mayoría de las telenovelas. «Es un modelo que está en el imaginario de la gente, e implica que amar es sufrir».

Además, la pasión tiene un poco la característica de la obsesión, sostuvo Cruppi. Aunque la psicóloga puntualizó que son situaciones diferentes, debido al tipo de apego que existe en cada caso. En vez de un apego normal (en la pasión), hay otro vinculado a la ansiedad y obsesión, explicó. «Y se convierte en una verdadera pesadilla.»

¿Es posible entonces combatir la tendencia de obsesionarse? Sí, pero no será fácil. Hay que consultar a un especialista porque el proceso es muy complejo, aconsejó la doctora, y generalmente los individuos no tienen éxito en quebrar el modelo solos. «Hay mucha violencia emocional y autoagresión. Por lo tanto se hace recomendable una consulta profesional».

Como impactan las medidas económicas en el humor social

14 Dic

por Evangelina Himitian extraido

LA NACION 13 de diciembre 2023

El ministro de Economía Luis Caputo durante el anuncio de las nuevas medidas económicasCaptura

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“Lo escuchaba y no lo podía creer. Me aniquiló emocionalmente. Lo primero que le dije a mi marido fue: ‘pensé que íbamos a empezar a ver la luz al final del túnel y ahora me doy cuenta de que para eso todavía falta’”, cuenta María Falacci, de 45 años, madre de tres hijos, que, con su esposo, tiene una compañía de construcción. “Hace unos años trabajaba en una empresa que estaba muy mal y nos pidieron que lleváramos nosotros el papel para los baños y las hojas para la impresora. Ayer cuando escuchaba las palabras del ministro me sentí igual”, contó Alberto Tomeo, de 53 años, que trabaja en una empresa de marketing.

Soledad Martí, de 33, dice haber quedado desorientada: “Lo escuché tranquila, en casa, y es todo muy lógico y muy comprensible, no se puede gastar más de lo que se gana. El problema es cuando no se habla del Estado, sino de tu economía, y, de repente, no sabés cuánto va a salir el boleto de colectivo o cuánto vas a terminar pagando esas vacaciones que planeaste para enero”, dice esta joven diseñadora.

Las sensaciones posanuncios económicos son encontradas, ambivalentes. Desde los que sabían que se venían medidas de ajuste para los próximos meses, pero se sorprendieron del impacto directo, hasta los que las defienden como el único camino posible, y los que quedaron sumidos en la total desazón.

“Nosotros hace muchos años nos dedicamos a la obra pública. Somos subcontratados de las empresas que licitan. Hace unos meses esto ya venía parándose, el tema de los pagos y demás, que nunca fueron de 60 días, siempre son de 90, 120, han sido de 150. Hace unos meses decidimos parar del todo y dedicarnos solamente a alquilar los equipos. Pero cada vez que se rompe uno, no conseguís los repuestos. Si lo lográs, es a un precio exorbitante. Y ayer cuando escuché esto te juro que emocionalmente sentí como una puñalada porque tenía la esperanza de que, no sé, la verdad… ¿viste cuando decís ver la luz al final del túnel? y, en este momento, te puedo asegurar que no la estoy viendo. Se juntan muchas cosas, un año de mucho remar, enfermedades de mis papás, con mucho estrés y problemas de salud que me provocan los mismos nervios y la ansiedad de no saber qué pasa. Y bueno, así es como estoy hoy”, describe Falacci.

Como ella, muchos navegan por estos días entre la desazón y la intriga por lo que se viene. Algunos se muestran desolados y otros dicen que sabían que nada se iba a resolver en pocos días. “Cuando fueron las últimas elecciones, con mis amigas dijimos: ‘saquemos pasajes para Brasil’. Ahora no sé cuánto vamos a terminar pagando el viaje y los gastos allá”, confiesa Martí.

 “Todas las crisis generan incertidumbres, impotencia, angustias profundas, miedo al porvenir, sensaciones catastróficas, ira, entre otros sentimientos, con efectos muy diversos en cada persona de acuerdo a su afrontamiento. Dependerá del grado de vulnerabilidad. Pero, a diferencia de otras que hemos tenido, en este momento, la población está consciente de la misma y hay un efecto de esperanza. Hay una sensación, emoción de esperanza. Que va acompañando el clima emocional social en este momento”, describe Mónica Cruppi, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y especialista en vínculos. “Lo característico de hoy, del clima emocional social, es que conviven la incertidumbre y el miedo, con la esperanza”, agrega.

Los vínculos después de las PASO. Por qué votar a Milei abrió una nueva grieta en las familias

20 Ago

por E Himitian Lanacion.com-extraido de

Debe haber sido de las primeras rupturas que provocó el tsunami de Javier Milei. Pilar Z. tiene 16 años y el domingo pasado fue a votar por primera vez. En su casa, durante el almuerzo todos estaban emocionados con el evento y aventuraban si la iban a aplaudir en la mesa. Todas eran risas, salvo en la cara de su novio, cuando la abuela le preguntó a la adolescente quién iba a votar. “A Larreta”, dijo. Estaba en sintonía con el voto de sus padres, aunque no habían ejercido influencia sobre esea elección. Cuando Pili, que está en cuarto año le preguntó a su mamá a quién votar, ella le dijo que se fijara, que era libre de elegir a quién ella quisiera y que eso era lo más importante, sobre todo, el día de su debut electoral. Pero Ramiro, su novio, de 17 años, no pensaba igual. En la mesa familiar, cuando Pili dijo que iba a votar a Larreta, se rio de costado y dijo “no entendés nada de política”. Él, al igual que sus amigos, que juegan al rugby y van a un colegio de Belgrano, iban a votar a Milei. De hecho, en las últimas semanas no hizo más que mandarle TikToks con recortes del discurso de ese candidato. Y unos días antes del desenlace, también hizo un comentario peyorativo sobre cuánto entendía de política Pilar, delante del grupo de amigos. Y no era la primera vez que pasaba. De hecho, la relación ya venía titilando, por celos y planteos del muchacho.

El domingo, después de ese comentario, Pilar sintió que había llegado el momento. Se dio vuelta, con esa sonrisa dulce que tiene desde que nació y lo miró mientras él se hamacaba en la silla, en la mesa familiar del domingo. “¿Vamos?”, le dijo. Él la siguió, pensando que se iban a dar una vuelta, tal vez intuyendo que esas rajaduras que ya tenía la relación habían crecido. Caminaron hasta la puerta y ahí ella le hizo saber, palabras más, palabras menos, que la grieta se lo había tragado. Volvió a la mesa familiar. “¿Qué pasó con tu novio?”, le preguntó el padre, disimulado, mientras juntaba las migas. “Mi exnovio”, respondió Pili, sin más detalle.

No se trata de la única pareja ni la única familia a la que esta nueva grieta dividió. Atrás quedaron las rivalidades de kirchneristas-antikirchneristas. Ahora, el abismo se trazó entre los nuevos seguidores de Javier Milei y el resto de los electores. Padres enfrentados con hijos adolescentes, parejas divididas, hermanos que abandonaron precipitadamente los grupos de Whatsapp. La nueva configuración del panorama político pateó el tablero de los acuerdos intrafamiliares. Los pactos de convivencia y no agresión mutua, que después de dos décadas de kirchnerismo ya garantizaban reglas claras para la supervivencia de las relaciones vinculares, desaparecieron de un plumazo. Y con el universo de los votantes de Milei envalentonados por los resultados de sus candidatos, esta fue una semana de mucha tensión dentro de las familias. Y no pocas relaciones se tensaron al borde de la ruptura.

Conflicto sin reglas

A diferencia de lo que ocurría en las elecciones anteriores, entre K y anti K, la nueva grieta de las familias todavía no escribió sus reglas. Y de un lado y del otro del abismo sienten que pueden hacer algo para convencer o atraer a ese ser querido hacia la propia vereda. Lo que en años del kirchnerismo se llamaba la micromilitancia: este llamado a los jóvenes seguidores de Milei a que hablan con sus padres y que les expliquen, como estrategia “anti operaciones mediáticas”, es una de las grandes apuestas del candidato ganador para hacer crecer ese 30%.

En las antípodas ideológicas, también desde los detractores de Milei se ejerce la micromilitancia: “Yo sé que suena horrible lo que voy a decir, pero hay que hablar mucho con los hijos, de lo que significa que gane Milei. Pero ya sé que los hijos no te escuchan. Pero lo que también hay que hablar con los hijos de otras personas. Yo estuve hablando con la señora que trabaja en casa, su hijo votó a Milei. Y le estuve explicando qué va a pasar si gana. Le pedí que le hable y le explique también”, le decía este miércoles una mujer de anteojos oscuros a una amiga en un restaurante de Vicente López.

“Hay relaciones que pueden convivir con estas diferencias sin ninguna dificultad, ya sean padres, hijos, parejas, pero hay otros vínculos, sobre todo de pareja en los que uno quiere imponer al otro su ideología. Es allí cuando se desencadenan enojos, competencias, rivalidades que pueden terminar en una separación. En otras parejas he observado directamente la ruptura por cuestiones ideológicas. En el fenómeno Milei, lo veo en el consultorio, la grieta es más entre jóvenes, y sus padres y algunos llegan a influenciar a sus padres y a hacerlos cambiar de postura”, apunta Mónica Cruppi, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y especialista en vínculos. “En cualquier tipo de vínculo, cuando hay una mayor identificación ideológica de algún miembro de la relación, los conflictos se agravan y las peleas recrudecen. Hay un concepto en psicología social que tiene que ver con el ganador y el poder de identificación que este ejerce. Yo creo que los votantes de Milei se sintieron empoderados por el resultado y salieron a hablar más que nunca”, agrega Cruppi.

Barbiemania

10 Ago

Furor en el mundo

por Cadena 3 Fran Vidal

Las claves del fenómeno «Barbie»: ¿por qué todos sonreímos vestidos de rosa?

Miles de personas se lookean a tono de una película que trasciende la pantalla. Una psicóloga social y una publicista que estudió a la marca analizan las implicancias de un éxito viral.

Una publicista y una psicóloga social analizan las implicancias del fenómeno «Barbie

Una mujer mayor está vestida completamente de rosa junto a quien parece ser su hija en un shopping cordobés, con quien comparte algunas selfies. La imagen en un primer momento sorprende. El fenómeno de «Barbie» trasciende lo que parece ser una diversión pasajera de adolescentes en redes sociales y se presenta como un tremendo éxito comercial que también nos hace preguntarnos sobre la manera en que actuamos en comunidad.

«Hay una identificación con la infancia, los juguetes, la transferencia que se hace sobre ellos, el afecto que se les tiene», consideró sobre el furor por el film de Greta Gerwig que protagonizan Margot Robbie y Ryan Gosling.

Para Cruppi, este «boom» se venía construyendo desde hace tiempo y tiene que ver con una adaptación que viene teniendo la marca con las «coordenadas de la época» como el feminismo, la diversidad y la visibilidad de las minorías.

En esa línea trabajó Valentina Oberlin, licenciada en Publicidad que en una reciente tesis que hizo para la Universidad Siglo 21 estudió el discurso publicitario de la marca entre 2010 y 2020.  

La psicóloga Mónica Cruppi, miembro de la Asociación Psicoanalitica Argentina coincide en diálogo con Cadena 3 que esta explosión se puede asociar con una necesidad de desahogo después de tiempos pandémicos que podemos relacionar más con el gris. «Buscamos la vida color de rosa», remarcó.

«En 2020, con el encierro, la marca empezó a mostrar más sensibilidad hacia el público, desde lo físico como también teniendo en cuenta el hecho de visibilizar ciertas discapacidades», apunta y lo diferencia de los inicios de la muñeca, con perspectivas físicas mucho más inalcanzables.

Las claves de una campaña de marketing viral

Para Oberlin, el éxito publicitario de Barbie estuvo en la suma de varios factores.

La nostalgia acrecentada por el vintage rosado; un humor en el que se ríen de las propias debilidades de la muñeca y los estándares de belleza; una búsqueda para que la gente «viva por un rato la experiencia de ser Barbie por muchísimos canales».

Las redes; otro punto central de algo cuya importancia se centra en lo «orgánico», porque la iniciativa «nace de la propia gente»: «Por Instagram incentivaban a ver la película con pósters, el llamado a que vayan vestidos de rosa -se vieron unos outfits increíbles, le pusieron un montón de ganas-. Son un montón de medios ganados».

El álbum musical lanzado previamente con grandes figuras como Karol G y Dua Lipa; un elenco carismático y querido por el público y «la inclusión con personas que se alejan de la hegemonía a la que estamos acostumbrados a ver en cine» potenciaron este esfuerzo de producción, para la especialista.

¿Feminismo(s)?

La película inicia con una incomodidad de Barbie (Robbie) en Barbieland, que la lleva a descubrir que en el mundo real las cosas no son tan idílicas como en esa isla de fantasía liderada por mujeres empoderadas. A través del humor, ridiculiza una idea vacía de feminismo y se hace preguntas sobre cómo sería una convivencia adecuada entre hombres, mujeres, géneros.

Consultadas ambas expertas por un posible «aprovechamiento» o impostura de las marcas en relación a estas temáticas, la psicóloga considera que de por sí todo es parte de una sociedad de consumo en que vivimos, algo inevitable. En tanto, la publicista destacó la elección de Gerwig en la dirección, quien «da a entender que no hay una sola forma de ser feminista» y deja un punto de vista más abierto a un público activo.

«Es la culminación del esfuerzo de la marca por una imagen más inclusiva. Si tenemos en cuenta el esfuerzo por modernizar a un ícono de la cultura pop y una gran campaña de marketing, que tuvo mas presupuesto que la película, podemos entender el fenómeno que está siendo», analiza Valentina Oberlin.

El cine como nuevo fenómeno publicitario

Más allá de los tanques de superhéroes, las secuelas de franquicias o el cine de terror, un nuevo fenómeno apareció con fuerza este año, y tiene que ver con marcas que financian películas. Pese a miradas críticas que apuntan a que terminamos viendo una gran publicidad, lo cierto es que Nintendo rompió la taquilla con Super Mario Bros. y ahora Mattel hace lo propio junto a Warner Bros. con «Barbie».   

Para Oberlin, tiene que ver con el hecho de buscar llegar a la audiencia de otras formas: «Ya no solo nos concentramos en vender el producto, sino que también generamos toda una experiencia. Tiene que ver con humanizar la marca y llegar a través de todos los medios posibles».

«El cine con estos productos refleja un algo de la sociedad, a la vez que también te enseña qué desear, como decía Slavoj Žižek. Pero no nos olvidemos que esto está marcado dentro de un fenómeno mundial y también de marketing», concluye Cruppi.

BARBIE, FENÓMENO, PUBLICIDAD, PELÍCULA,

Ni mudarse, ni casarse, ni cambiar el auto. Por qué la incertidumbre electoral alimenta la procrastinación de las decisiones

27 Jun

Ariel Escalante – LA NACIÓN

por E Himitian La Nacíon. Extraido-

Astrid y Eduardo venían hace tiempo con ganas de hacer un viaje para conocer Egipto y la India y pasear por Europa. Pensaron que el cumpleaños de 50 de los dos (en enero y en julio) era una buena ocasión. Los chicos están grandes, ellos tienen los ahorros y las ganas. Sin embargo, cuando se acercó la hora de sacar los pasajes, empezaron a dudar. “Está todo tan incierto…”, dijo Eduardo. Astrid estuvo de acuerdo. “¿Y qué sabemos qué puede pasar? La idea era viajar para septiembre, pero en medio están las elecciones. Y con este clima social, tanta conflictividad, pensamos esperar un tiempo más. Tal vez el año que viene…”, cuenta ella, que es diseñadora y su marido, médico.

Algo similar les pasó a Daniela F. y Martín C.: tenían en venta su departamento en Caballito, porque querían mudarse a algo más grande. Estaban dispuestos a mudarse a provincia para tener algo de verde para sus mellizos, de 7 años, Ignacio y Augusto. “Estuvo tres meses a la venta y no pasó nada. Y decidimos no renovar, mejor esperar a ver qué pasa”, cuenta Daniela. Luana de Felipe (31) y Federico S. (30) llevan dos años de convivencia y habían hablado de casarse si todo seguía bien para 2023. “Tenemos re ganas, pero los dos pensamos que por ahí, en este momento que está todo tan volátil, gastar todos nuestros ahorros en una boda como la que nos gustaría tal vez no sea la mejor idea, mejor guardar los dólares y ver más adelante cómo sigue. Lo que uno teme es no poder volver a juntar esa plata”, dice Federico.

Relatos como estos son cada vez más frecuentes en los últimos meses, sobre todo a partir del incremento de la conflictividad social y de estallidos como los que se vieron en la última semana en Chaco y en Jujuy, con un aumento de la sensación de inestabilidad previa a las elecciones. Son cada vez más las personas que deciden poner en un compás de espera proyectos personales, sobre todo aquellos que implican una decisión económica, para esperar a ver qué ocurre en la previa a las elecciones presidenciales y después. Como si la órbita de las decisiones personales también hubiera quedado marcada por el enrarecido clima preelectoral. “Acampar hasta que amanezca”, como dice la sabiduría popular, parece ser la estrategia de muchos.

“Estamos viviendo un clima sostenido de incertidumbre, que en este contexto parece haberse incrementado. En el plano político, venimos de líneas discursivas que no fueron acompañadas por hechos. Estas tienen un telón de fondo muy agudo que son las crisis económicas continuas y profundas, la inseguridad, la inflación, la pobreza, la crisis educativa. Este contexto, sumado a un historial de crisis en las que el que toma una mala decisión pierde, hace que nos volvamos más cautos y eso impacta en las decisiones y en las relaciones humanas”, apunta Mónica Cruppi, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, especialista en vínculos. “Razones no faltan: los discursos en un contexto electoral que carecen de claridad para enunciar sus proyectos, la fragmentación de los partidos, los candidatos que no resisten archivos, la ausencia de líderes con trayectoria, la fragilidad que sienten los ciudadanos ante situaciones como las que se ven en algunas provincias… Se ha hecho constante la incertidumbre. La pregunta es si como argentinos nos acostumbramos a la incertidumbre. Uno no se acostumbra. Es vivir bajo niveles elevados y constantes de estrés. Tiene efectos para la salud en general y para la salud emocional en particular. Y la dificultad para tomar decisiones relevantes en este contexto es un indicador”, agrega.

“Ante la decisión de no tomar una decisión hay un trasfondo. Tenemos experiencias catastróficas que nos condicionan. No es de la nada. En base a eso, tomamos decisiones. Esperar es una toma de decisiones. Venimos con un escenario cambiante y de un trasfondo que indica que hay que ser cautos en momentos de mucho cambio. Y la inflación que marca que no se puede planificar de una semana para otra”, aporta Cruppi. Los relatos de quienes decidieron postergar alguna decisión se parecen: el temor, la sensación de poder equivocarse feo. O de lamentarse después. También la tristeza de tener que vivir en espera, o de postergarse a ellos mismos por un contexto imprevisible. También pesan experiencias como la dolarización de la economía, a fines de los 90, frases como “quien apuesta al dólar pierde”, durante el gobierno de Eduardo Duhalde a la pérdida de los ahorros en el corralito en 2001. “La experiencia nos dice que en la previa a las elecciones se produce el momento de mayor inestabilidad.

Esos recuerdos condicionan la toma de decisiones. Aparece el famoso, en algún momento esto ya pasó. El desgaste es grande”, detalla Cruppi.

Pospandemia. Cuáles son las siete ansiedades que afectan la vida de los argentinos

3 Abr

La exposición social, la crisis climática, las amenazas ambientales y sanitarias, el estrés del orden, la inflación y el miedo a la soledad, entre los factores que más preocupan a la sociedad

1 de abril de 202315:30

Evangelina Himitian

LA NACION

La ansiedad es el trastorno mental más frecuente entre los argentinos. Ya lo era antes de la pandemia, cuando afectaba más del 16% de la población, según el primer estudio local sobre epidemiología en salud mental, hecho en 2019 por la Asociación de Psiquiatras Argentinos. La pandemia, dicen los expertos, dejó ese punto basal más alto. Estamos más ansiosos y, a la vez, detectamos con mayor frecuencia posibles amenazas que actúan como factores ansiógenos, que incrementan el estrés y nos hacen vivir alertas.

De hecho, los argentinos salieron de la emergencia sanitaria con mayor riesgo de padecer o desarrollar un trastorno mental, según otro estudio de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en diciembre último. Un dato preocupante: el 21,26% del total de la muestra dijo que toma medicación para disminuir la ansiedad.

Ansiedad sanitaria: Es el temor a la enfermedad, ya sea Covid, dengue u algún otro brote. “Durante la pandemia hubo un incremento de los niveles de ansiedad. La preocupación real por las amenazas a la salud nos mantuvieron y nos mantienen en alerta. Cada vez que hay algún brote, sea una nueva cepa, el dengue u otra enfermedad en el radar, para muchas personas aumenta patológicamente la ansiedad”, apunta Mónica Cruppi, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). “La pandemia elevó el nivel de incertidumbre y agregó el temor sanitario como amenaza cercana y real, situación que nos requieren alertas en un entorno cambiante. Muchos dicen “ahora llega el dengue, o la gripe A”, como esperando de dónde va a venir el nuevo embate”, explica Marcelo Cetkovich, psiquiatra y director médico de Ineco.

Ansiedad de las pantallas. La hiperconectividad y la exposición pública, capaces de dilapidar la reputación de una persona en minutos, generan una alta tasa de dependencia y a la vez se convierten en un factor de estrés. No sólo el cerebro recibe el shock de dopamina con cada gesto de aprobación en las redes, sino que se mantiene alerta ante la posibilidad de dar un mal paso o que otros nos expongan y que eso signifique el fin del buen nombre. “¿Qué dicen de mí? Eso es lo que se busca saber con el chequeo constante. Esto genera mucha ansiedad social y hasta puede provocar fobia social. Los adolescentes pueden vivir esta exposición como algo muy estresante, difícil de manejar y mantener en equilibrio”, apunta Cruppi.

Ansiedad por la inseguridad. Las noticias sobre robos, asesinatos, el temor a perder lo que uno tiene y sobretodo, la vida de uno o de los seres queridos hacen que la inseguridad no sólo sea sinónimo de delito sino la palabra que define el estado de indefensión en el que se vive, apunta Cruppi. La inseguridad alimenta la incertidumbre, el miedo y termina siendo un factor que potencia el estado de ansiedad. “La matriz del sistema nervioso está preparada para los estresores, pero no para un patrón sistemático. Eso deriva en enfermedades crónicas”, explica Wainstein. “La incertidumbre es peor que la peor de las noticias. ¿Qué va a pasar? Estamos todo el tiempo en el minuto 127 de Argentina-Francia, en el penal de Mbappé. Podemos sobreponernos a ese pico de estrés, pero no vivir en ese nivel elevado de incertidumbre”, agrega Cetkovich.

La ansiedad verde. Aquí, la crisis climática y el apocalipsis ambiental se convirtió en factor de angustia. “Ante la dificultad de impulsar cambios significativos, globales y reales, que sean contundentes, muchos adolescentes viven su compromiso como activistas con elevados niveles de ansiedad, con un impacto sobre su salud. Del otro lado, la amenaza es tan grande y el compromiso de la sociedad tan bajo que para muchos se vuelve desesperante”, explica Cruppi. “Es una crisis de control. La crisis climática alimenta la incertidumbre acerca del futuro. Los jóvenes están teniendo respuesta de afrontamiento positiva. Se organizan y tienen conductas proactivas. Intentan salir del laberinto por arriba, pero cuando se enfrentan a la dificultad de cambiar el patrón productivo, la angustia es grande”, apunta Elgier.

La ansiedad del orden. Algunos pueden considerar que es un tema menor, una cuestión doméstica. Sin embargo, cuando la gurú del orden, Marie Kondo, reconoció su dificultad para mantener las cosas en orden con tres hijos, miles de madres respiraron aliviadas. “La industria del orden, con sus libros, sus videos, sus métodos, sus gurús, se alimenta de una neurosis obsesiva”, explica el psiquiatra Pedro Horvat. La lucha cotidiana contra las cosas se volvió la imposibilidad de alcanzar paz mental. “Detrás de ese fanatismo está la represión de la libertad. El intento de control. Una compulsión. Todos necesitamos de algún tipo de orden, práctico, organizativo. El otro tiene que ver con una neurosis obsesiva; muchas madres ordenan porque dicen ‘No me puedo ir a dormir con juguetes en el piso’”, explica Horvat.

La ansiedad de la soledad. En una sociedad en la que cada vez más personas viven solas, el miedo a la soledad no deseada, con sus variantes, es factor de ansiedad. El temor a envejecer solos, la sensación de que los demás están pasándola mejor, en una fiesta en la que no nos invitaron tiene nombre: FOMO, Fear of Missing Out (Miedo a perderse de algo). “Vivimos con la sensación de no llegar a todo y en medio aparece la demanda del aquí y ahora, el mandato de ser felices”, describe Cruppi. El YOLO (You Only Live Once, sólo se vive una vez), de la psicología positivista, puede jugar en contra. “Hay en un terrorismo del presente. Tengo pacientes que me transmiten su angustia por no saber si están viviendo con todo o se están perdiendo de algo y no saben qué”, explica Cruppi.

Cómo impacta psicológicamente la crisis económica y la inseguridad

30 Mar

Cómo impacta psicológicamente la crisis económica y la inseguridad en la salud

Redacción Cadena 3 entrevista radial :

https://www.cadena3.com/noticia/una-manana-para-todos/como-impacta-psicologicamente-la-crisis-economica-y-la-inseguridad-en-la-salud_353492

La psicóloga social e integrante de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), Mónica Cruppi, dijo en Cadena 3 que no se debe normalizar o naturalizar prácticas que restan calidad de vida.

  La agudización de la crisis económica y el creciente aumento de la inseguridad en el país generan inconvenientes en la salud de los argentinos. Se trata de un problema que viene de varios años y que se acentúa cada vez más con el paso del tiempo.

Así lo sostiene la doctora Mónica Cruppi, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).

En diálogo con Cadena 3, Cruppi dijo que hay problemas contundentes de salud por los factores psicosociales que se han agudizado. «Esto viene de larga data, venimos padeciendo de la crisis desde hace más de 30 años a la fecha».

La Mesa de Café

Sostuvo que hay personas que han normalizado o naturalizado la situación económica o de seguridad y sugirió que es una práctica que no debería hacerse porque resta calidad de vida.

«Hay personas que no salen de sus casas y viven pendientes del relato de los medios de comunicación y se recluyen. No van al conurbano (bonaerense) por miedo, en una línea que se cruza por la situación económica actual», describió a Cruppi a Cadena 3.

Además explicó que «vivimos en la incertidumbre permanente y esa angustia produce enfermedades físicas y mentales

Por último, insistió en que «esto no es algo nuevo, pero lo venimos sosteniendo en la sociedad desde hace décadas y es un factor desencadenante de diferentes patologías y que atraviesa a todas las personas».

Lenguaje liquido y tiempos líquidos

21 Mar

Lenguaje liquido en tiempos liquidos

Las nuevas formas de vincularse y comunicarse por la web, han venido a transformar las costumbres, las relaciones y la intimidad en los vínculos. En lo cotidiano, el uso de la comunicación oral por vía telefónica está siendo desplazada por los Smartphone y varios tipos de mensajería instantánea, siendo “WhatsApp” la más multitudinaria. En nuestra práctica clínica analítica, se ha vuelto frecuente que los pacientes se comuniquen con nosotros por esta vía y también que se angustien  por algunos mensajes que reciben por esta aplicación. Suelen preguntar «¿le puedo leer el whatsapp que me mando tal o cual?” o expresar “hablamos por whatsapp”, en lugar de especificar que se escribieron. Esta analogía frecuente entre el hablar y el escribir se encuentra relacionada con la inmediatez de la aplicación.

 Sherry Turkle (2011) Psicoanalista e investigadora del tema en MIT piensa que este tipo de comunicación es una práctica despersonalizada que pone distancia en la comunicación. Turkle es la fundadora y directora de Tecnología y la Mismidad y en su libro Solos juntos: Por qué esperamos más de la tecnología y menos unos de los otros, se pregunta algo muy básico: ¿acaso las nuevas formas de comunicación nos conectan de la misma manera que en la vida real? Turkle, piensa que estas modalidades van moldeando nuestra subjetividad. Ofrecen una ilusión de compañía, pero sin el compromiso de una relación. La autora afirma que nos editamos al escribir y, en consecuencia, perdemos la espontaneidad que brinda el lenguaje oral. Además, agrega que se está perdiendo el arte de conversar y se pregunta cómo esto afecta en la intimidad y el diálogo interno que tiene cada persona. Estar comunicados por las mensajerías instantáneas se relaciona con mostrarse en forma parcial y editada; estar físicamente solos pero temporalmente juntos.

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En relación a la esfera afectiva, esta plataforma ha dado lugar a diversas formas de interacción, en las que es posible vislumbrar diferentes comportamientos neuróticos. Tan frecuentes se han vuelto estas interacciones y tanta angustia han despertado, que han llegado a la tapa de revistas locales e internacionales como el Time. Los anglosajones le han dado nombre a estos nuevos fenómenos: ghostingbenching, zombing y stalking, poketing. El ghosting o fantasmeo se refiere a la persona que desaparece sin dar explicaciones, mientras que el benching es lo que comúnmente se conoce como histeriqueo, seducir y abandonar,  aparecer y desaparecer. El zombing refiere a aquel sujeto que despareció, pero ocasionalmente manda mensajes de seducción: un “muerto-vivo”. Stalking es el término más difundido en nuestra cultura y se refiere al acecho, una forma de comportamiento obsesivo hacia el otro.

Quizás podríamos pensar  a esta crueldad e indiferencia socialmente aceptadas como una consecuencia del malestar actual  conjuntamente con  la ruptura del lazo social, los que ocasionan soledad, aislamiento, frustración y decepción en las relaciones: lo pasivo devenido activo, que finaliza en “el consumo del otro».

Lo novedoso en estos viejos comportamientos es su carácter masivo y su consiguiente legitimización social. Volviendo a Turkle, ella observó que los sujetos de su investigación pudieron normalizar el hecho de no tener feedback y también de ser ignorados en estos intercambios: una masividad que legitimaría cierta crueldad en las relaciones.

Que pone en Jaque al amor?

16 Oct

 En el devenir de la dinámica posmoderna, el superyó cultural está mutando y los ensamblajes de antaño se están modificando, haciendo que convivan estructuras del sistema patriarcal del siglo pasado, con su modelo monógamo de pareja heterosexual, en paralelo con nuevas concepciones de relaciones aportadas por distintos movimientos sociales- como el Queer y el Feminismo- que reivindican los derechos de las minorías, derriban prejuicios y reclaman sus derechos de aceptación social desde un nuevo enfoque de la condición sexual del individuo, dando lugar a una nueva forma de amar y gozar que revalora ciertas tradiciones y rituales, como sucede con la familia convencional y el matrimonio.

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 El escenario del amor, en este nuevo contexto, se ha transformado, haciendo de la diversidad su cualidad, por lo que cada sujeto es llamado a asumir su singularidad identitaria en la manera de amar y de gozar.

Agregando un grado de complejidad, el escenario del amor se encuentra modulado por la cultura digital, con las llamadas aplicaciones del amor y las industrias afectivas, por la lógica del mercado y del consumo, que favorecen lo que S. Bauman llamó “amor liquido”: un amor frágil y evanescente que se escurre entre las manos y que está contaminado por una inquietante transformación de la intimidad, producto del exhibicionismo devenido de la cultura del espectáculo.

 Actualmente, observamos que los límites de lo íntimo se han desplazado, permeando su espacio. El imperativo exhibicionista de la época, su goce, sumado con lo mediático y lo virtual, parecen afectarlo, de modo que lo íntimo se ha tornado escandalosamente público: se banaliza y se convierte en espectáculo, ofreciéndose como mercancía.

 El exhibicionismo y la sobreexposición de la intimidad generan “disrupciones escandalosas” que se utilizan como espectáculo para ganar dinero de forma rápida y cómoda, consiguiendo, además, una notoriedad que permite a los protagonistas ponerse en primera plana o salir del anonimato fácilmente. El mundo que ese espectáculo nos muestra se sustenta en el mercadeo de la intimidad, influyendo de manera directa en la vida de los sujetos posmodernos.

 En la actualidad la nueva diversidad enunciada y el desplazamiento de las significaciones en las relaciones, con respecto al siglo pasado, donde muchos de estos cambios, hoy aceptados con normalidad, hubiesen sido vistos como escandalosos ponen en tensión al amor

Planteamos así, las disímiles situaciones que ponen en jaque al amor convencional, y que se unen a un modo de goce singular, en el escenario de los encuentros y desencuentros de la vida amorosa actual, con el aditamento de las secuelas que nos va dejando la pandemia, junto con el temor latente de nuevos agentes disruptivos y amenazantes.

 Asimismo, cada época presenta sus propios estereotipos de feminidad y masculinidad; estereotipos que, en la actualidad, están siendo afectados por una recíproca transferencia. Como consecuencia, la línea entre los distintos roles de género se está diluyendo, provocando la feminización de las características del varón, al igual que la masculinización de las características de la mujer. Las causas subyacentes de este fenómeno dan sustento a diversos debates que no son el objetivo de abordaje de este libro. Pero sí, nos interesa analizar la transformación en los vínculos que genera la interacción de esa nueva concepción en los roles.

Lenguaje liquido en tiempos líquidos

23 Ago

ext de Amorgate

foto de Monica Cruppi

Las nuevas formas de vincularse y comunicarse por la web, han venido a transformar las costumbres, las relaciones y la intimidad en los vínculos. En lo cotidiano, el uso de la comunicación oral por vía telefónica ha sido desplazada por los Smartphone y varios tipos de mensajería instantánea, siendo “WhatsApp” la más multitudinaria. En nuestra práctica clínica analítica, se ha vuelto frecuente que los pacientes se comuniquen con nosotros por esta vía y también que se angustien por algunos mensajes que reciben por esta aplicación. Suelen preguntar «¿le puedo leer el WhatsApp que me mando tal o cual?” o expresar “hablamos por WhatsApp”, en lugar de especificar que se escribieron. Esta analogía frecuente entre el hablar y el escribir está relacionada con la inmediatez de la aplicación.

 Sherry Turkle (2011) Psicoanalista e investigadora del tema en MIT piensa que este tipo de comunicación es una práctica despersonalizada que pone distancia en la comunicación. Turkle es la fundadora y directora de Tecnología y la Mismidad y en su libro Solos juntos: Por qué esperamos más de la tecnología y menos unos de los otros, se pregunta algo muy básico: ¿acaso las nuevas formas de comunicación nos conectan de la misma manera que en la vida real? Turkle, piensa que estas modalidades van moldeando nuestra subjetividad. Ofrecen una ilusión de compañía, pero sin el compromiso de una relación. La autora afirma que nos editamos al escribir y, en consecuencia, perdemos la espontaneidad que brinda el lenguaje oral. Además, agrega que se está perdiendo el arte de conversar y se pregunta cómo esto afecta en la intimidad y el diálogo interno que tiene cada persona. Estar comunicados por las aplicaciones se relaciona con mostrarse en forma parcial y editada; estar físicamente solos, pero temporalmente juntos. En relación a la esfera afectiva, esta plataforma ha dado lugar a diversas formas de interacción, en las que es posible vislumbrar diferentes comportamientos neuróticos y narcisistas. Tan frecuentes se han vuelto estas interacciones, y tanta angustia han despertado, que han llegado a la tapa de revistas locales e internacionales como el Time. Los anglosajones les han dado nombre a estos fenómenos virtuales: ghosting, benching, zombing, stalking, breadcrumbing, catch and releaseCatfishing,Cloaking, Cricketing y Curving, entre los más conocidos El ghosting o fantasmeo se refiere a la persona que desaparece sin dar explicaciones, mientras que el benching es lo que comúnmente se conoce como histeriqueo, seducir y abandonar, aparecer y desaparecer. El zombing refiere a aquel sujeto que despareció, pero ocasionalmente manda mensajes de seducción: un “muerto-vivo”. Stalking es el término más difundido en nuestra cultura y se refiere al acecho, una forma de comportamiento obsesivo hacia el otro. El breadcrumbing o dejar migajas, significa dejar migajas de atención, con el fin de sostener el interés de la otra persona, aunque no existe la intención de tener una relación y, si lo hacen, será de forma ocasional.  El Catch and reléase, pescar y soltar se refiere a buscar un objetivo, conquistar, y desaparecer, luego de conseguir una cita presencial. Catfishing no tiene una traducción literal al castellano, es un anglicismo que se refiere a la interacción en las redes con una identidad falsa o usurpada, e iniciar un vínculo con alguien

La revancha de la conquista off line: luego de la pandemia vuelve el match cara a cara

29 Jun

por Agustín Gallardo ext de Infobae

La apps seguirán estando pero ahora los solteros quieren probar volver a verse cara a cara en el terreno de la conquista

La post pandemia será con “desenfreno sexual”. Aún resuenan las palabras del médico y científico social estadounidense Nicholas Christakis, profesor de la Universidad de Yale y codirector del Yale Institute for Network Science, quien a fines de agosto del año pasado, en tiempos donde parecía comenzar a superarse de a poco el impacto psicológico y social que causó el SARS-CoV-2, el catedrático auguraba este destino para ilustrar uno de los términos más usados dentro del glosario de crisis sanitaria que causó el COVID-19: la nueva normalidad.

“Se esperan años de más libertad sexual y mayor consumo”, machacaba Christakis, quizás decretando el fin de los “usos y costumbres” con los que millones de personas tuvieron que lidiar. Inmersos en el ecosistema tecnológico, muchas personas que no comulgaban hasta el momento con el “me gusta”, le dieron una oportunidad a las apps de citas para entablar relaciones amorosas, una cuestión que ya venía en auge, pero que con la crisis sanitaria tuvo un pico significativo.

Este contexto dio paso también al fenómeno del sexo virtual y el sextech, un universo de placer que conjugó la satisfacción pantalla mediante con el autoplacer a través de distintos dildos, robots y gafas de realidad virtual.

Helen Fisher, antropóloga biológica estadounidense reconocida mundialmente por estudiar el cerebro enamorado, decía a Infobae en febrero de 2021. “Antes de la pandemia las personas conocían a alguien por internet y después salían y se conocían. Pero ahora como la gente no puede salir hay una etapa nueva conocida como video chatting. Entonces, la gente se sigue conociendo en internet pero está bastante tiempo haciendo videollamadas antes de conocer al otro en persona”.

En la actualidad, cada vez son más los argentinos que opinan que las fiestas de solteros son una excelente oportunidad para conocer a alguien sin una pantalla de por medio

Ahora, después de aquella foto de encierro e incertidumbre, parece que la cosa vuelve a ser un poco como era antes. Si bien las apps de citas se mantienen como preferencia de varios, muchos vuelven al terreno del cara a cara para conocer gente.

Una investigación demostró que a partir del uso de las app de citas, cada vez son más los usuarios que quieren conocer personas en la vida real y ven a las fiestas de solteros como una manera divertida para matchear offline. Según un estudio de la app Inner Circle, el 61% de los usuarios argentinos aseguró que prefiere conocer gente de forma offline. Sin embargo, el 57% siente que, desde que existen las apps de encuentros y redes sociales, las personas son menos sociables en las típicas salidas nocturnas, y el 63% considera que los solteros ponen menos esfuerzo a la hora de iniciar una charla en un bar.

Es por eso que, en la actualidad, cada vez son más los argentinos que opinan que las fiestas de solteros son una excelente oportunidad para conocer a alguien sin una pantalla de por medio y con el mismo deseo: el 93% de los miembros en el país afirmó que iría a una fiesta de solteros para salir de noche, ya que consideran que es un plan divertido (32%) y lo que más se asemeja a coincidir en un lugar con quienes también estén buscando pareja (19%).

Los solteros priorizan cada vez más los ambientes descontracturados, incluso el pasillo de un supermercado

El estudio, que incluyó una encuesta realizadas a través de la aplicación de la aplicación a 1949 personas entre el 17.05.22 y el 30.05.22, indicó que los solteros priorizan cada vez más los ambientes descontracturados, la música y los tragos. “Las charlas casuales que pueden entablarse, permiten saber rápidamente si hay afinidad o intereses comunes con la otra persona para matchear offline y organizar una próxima salida”, indicaron.

Del Match a la conquista cara a cara

Pasó mucha agua bajo el puente desde el comienzo de la pandemia. Con los bares y lugares de encuentro abiertos, estos espacios vuelven a ser escenarios donde la gente permite conocerse. 

La doctora Mónica Cruppi, psicoanalista, miembro de APA, sostiene que se observa un gran agobio y cansancio, como así también cierta impotencia y frustración por parte de los jóvenes y no tan jóvenes, de estar inmersos y viviendo en la dimensión virtual. “Hay necesidad de recuperar el contacto físico con el otro con toda la riqueza afectiva que implica este encuentro, es por ello que hay una tendencia hacia lo presencial. Desde mi punto de vista esto ocurre por lo siguiente: en relación a lo amoroso, la pandemia con el aislamiento preventivo incremento el uso de las apps de citas. Estas forman parte del “mercado del afecto y del deseo”, se encuentran integradas a lo cotidiano, ejercen su influencia a través del uso de algoritmos, que de acuerdo a la búsqueda van ofreciendo distintos perfiles a sus usuarios”, esgrime Cruppi.

Para muchos el uso de estas apps intensificó el pasar de una cita fallida a otra y de una relación a otra. “Potencio el amor líquido. En la clínica analítica observamos: el hartazgo por las relaciones seriales, la alteración de la capacidad de espera y la erosión del deseo en usuarios frecuentes de las Love apps, que van de una a otra relación marcadas por la dicotomía ilusión-desilusión”, dice Cruppi.

Para muchos el uso de estas apps intensificó el pasar de una cita fallida a otra y de una relación a otra. “Potencio el amor líquido», dicen los expertos

Y amplía: “Esto ocurre porque en su dinámica comercial, el mercado amoroso forma un círculo de ilusión y desilusión constante relacionado con lo que ofrece. Algunas de estas aplicaciones presentan un diseño especial que busca disminuir la frustración y el rechazo del usuario, ocultándose detrás de una publicidad engañosa orientada al romanticismo y relaciones duraderas, cuando en realidad lo que esconden es el sexo casual disfrazado de encuentros amorosos, orientados a un gran target de nuestra sociedad donde el denominador común es la soledad”.

Cruppi, completa: “En relación a la conquista y como contracara de la impetuosidad de las apps de citas, que no nos ha dado tiempo a desarrollar los recursos yoicos necesarios para lidiar con ello, los efectos de la pandemia han contribuido a que las personas prefieran relaciones más duraderas y menos esporádicas; motivo por el cual se eligen como lugares de encuentro los bares o boliches u otras opciones”.

Es imposible arriesgar si un método u otro primará de acá adelante. La convivencia parece ser un equilibrio con un margen de posibilidades. Lo cierto es que el efecto encierro hizo aflorar y valorar la felicidad y alegría que traen los reencuentros y las reuniones con amigos. “No por zoom u otra plataforma, sino físicas, por la impronta de lo corporal, del contacto físico; de poder expresar los afectos, de poder tocar, abrazar y besar a otro. Lo mismo pasa con lo amoroso, el encuentro físico en un bar o boliche, da lugar a otro tipo de seducción, donde intervienen la mirada, las sensaciones, e impresiones, con momentos compartidos, que dejan una impronta diferente, porque el encuentro no está mediado por la tecnología, y la experiencia con la realidad es directa. En lo presencial el otro se presenta de un modo más real, sin estar catalogado por la información”, finaliza Cruppi.